Tiene razón el Embajador Nicaragüense ante la Organización de Estados Americanos Dennis Moncada, cuando expreso que se han cometido decenas de crímenes selectivos contra hondureños incluyendo seis periodistas asesinados calificándolos como crímenes irreparables contra la libertad de expresión y nadie ha expresado preocupación por estos hechos y otros atropellos en el seno de la OEA.
El Embajador sin embargo no tiene razón en el caso de Nicaragua donde se han producido protestas que -lejos de discutir si tienen razón o no ninguna de las partes- si han terminado en heridos, golpeados y vehículos quemados y donde menos mal todavía no hay muertos y nadie pone el orden.
Si es preocupante que el Embajador ofrezca los justificantes de la situación Hondureña para salvar cara de lo que sucede en Nicaragua. Dos situaciones negativas no hacen una buena.
Lo de Honduras es un golpe de estado condenable desde cualquier punto de vista, la situación Nicaragüense esta lejos de estar resuelta y nadie ve humo blanco por ahora.
Deberían sin embargo revisar su accionar todas estas personalidades políticas de Estados Unidos y Canadá llamando a misas negras en la OEA sobre Nicaragua. El proceder en la OEA es claro solo el secretario general o un estado miembro que lo solicite podría convocar a una sesión para discutir un tema urgente. Todo mundo tendrá derecho a opinar lo que quiera pero el procedimiento es claro en este caso.
En esto si hay delicadas coincidencias en el caso de Honduras con el de Nicaragua: La OEA termina con paños tibios a la hora de algún conflicto o desacuerdo. Los únicos que si han salido ganando de todo esto es el grupo de países que llama cada otro día a desaparecer la OEA por falta de beligerancia. Le cedemos la palabra a José Miguel Insulza.
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