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8.31.2012

México: Tribunal Electoral Mexicano en comparsa con el PRI

Alguien propondrá miles de argumentos a favor del PRI y el gane de Enrique Peña Nieto pero lo ineludible es que el gane de Nieto no es siquiera un mandato claro de la ciudadanía mexicana. La realidad es que mas del 60% de la población no creyó en el planteamiento del PRI ni el de Peña Nieto.

La propuesta de invalidación de la elección hubiese dado una lección de incalculable valor histórico para el mundo y América Latina en particular. Pero una vez mas América Latina es cuna de las oportunidades perdidas. Esta vez cortesía del Tribunal Electoral Mexicano.

Es absolutamente verificable que el PRI se sobrepaso en el presupuesto de ley y gasto electoral. Y hay suficiente argumento esgrimido para cuestionar la legalidad de la entrega de trajetitas de regalo de un supermercado mexicano a cambio de votos. Sin embargo el Tribunal Electoral esgrimiendo tecnicalidades y cuestiones de fondo decidió a favor del candidato del PRI.

Es imposible apoyar un fallo no apegado a derecho. Argumentativamente hay asideros legales para plantear la validez de las irregularidades. Tiene razón uno de los magistrados al expresar que no es posible dirimir que el total de votos asignados a Peña Nieto fuesen obtenidos por esa "vía" (trajetitas de dinero de un supermercado) pero esta también muy errado -el señor magistrado- al decir que no es suficiente argumento para cuestionar la legalidad. Es decir deja interpretativamente abierta la puerta que a lo mejor si sucedió pero a lo muy mexicano "Si, pero siempre no". Y el tribunal afirmo eso precisamente.

Esto deja sentado lamentablemente un muy peligroso precedente de como se desmoronan las democracias. La Tribunal Electoral deja con su interpretación de la demanda que en este México todo se vale y no importa violar leyes de gastos y regalar tarjetas. El tribunal en esencia invita a los participantes de la próxima contienda electoral a que gasten mas de la cuenta, que repartan tamales y tequila que todo estará bien y la sentencia siempre sera apegada a la política de unos pocos y no a lo que jurídicamente la constitución y leyes mexicanas mandan.

Desde febrero pasado, meses antes de las elecciones, el abanderado de la coalición Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, pidió al Instituto Federal Electoral (IFE) que impidiera y, en su caso, sancionara irregularidades como la compra de votos, el rebase en los gastos de campaña y la inequidad en la cobertura por la mayor parte de los medios informativos, especialmente los electrónicos. A esa petición el IFE respondió que no tenía facultades para evitar o castigar tales infracciones a la ley electoral en tanto éstas no fueran perpetradas. 

Es evidente la actitud omisa de la Fiscalía Especializada para la Atención a Delitos Electorales (Fepade). En las semanas siguientes la ciudadanía constató el exceso de recursos en la campaña del candidato priísta, Enrique Peña Nieto. Por lo demás, desde el día mismo de los comicios se dieron a conocer miles de testimonios fotográficos, videográficos y notariales que documentaban la compra de sufragios para la fórmula del partido tricolor.

Posteriormente, la coalición de izquierda divulgó docenas de documentos, confirmados uno a uno como auténticos, que evidenciaban diversos manejos de dinero de procedencia desconocida, posiblemente ilícita, en el contexto de la campaña peñanietista. Por todo lo anterior, la parte agraviada pidió al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que fallara la invalidez de la elección, toda vez que ésta no cumplió con las características establecidas en la Constitución.

En tal circunstancia, con un resultado electoral inverosímil a ojos de millones de ciudadanos, el tribunal tenía ante sí la disyuntiva de calificar, esclarecer e investigar las pruebas presentadas; corregir, de esa forma, las omisiones del IFE y de la Fepade; dar con ello certidumbre y solidez a los procesos electorales, y sentar un precedente para impedir la repetición de los mecanismos de distorsión de la voluntad popular, o bien recurrir a formulismos legales para declararlas improcedentes y desechar en su totalidad el recurso del Movimiento Progresista.

Los magistrados del TEPJF optaron, en la sesión de ayer, por lo segundo: dieron la espalda a los testimonios de las irregularidades y buscaron –y encontraron– pretextos legalistas para descalificarlos. En la lógica enunciada por los magistrados, la única prueba admisible habría sido, acaso, una reconstrucción de hechos, realizada ante sus ojos y con todos los protagonistas presentes, de los desaseos electorales que fueron vistos, por lo demás, por innumerables ciudadanos.

La falta de pulcritud y la parcialidad fue llevada a tal punto que Salvador Olimpo Nava Gomar se adelantó a los procedimientos jurídicos para referirse a Peña Nieto como presidente electo y a calificar las elecciones de libres y auténticas, en tanto que su colega Flavio Galván se refirió al proceso culminado ayer como juicio anecdótico sin acto impugnado.

En suma, los magistrados no juzgaron la legalidad de la elección, sino que se limitaron, basados en una interpretación estrechísima de las leyes e ignorando indicios de la comisión de posibles delitos graves, a descalificar al Movimiento Progresista y a sus recursos de impugnación. Porque, a contrapelo de lo que afirmó el magistrado Manuel González Oropeza, la ley no es aplicable si no se interpreta, y en el caso presente los integrantes del organismo decidieron dar a la Constitución y a las normas electorales una interpretación omisa, complaciente y, para colmo, sumamente lesiva para el conjunto de la institucionalidad política del país. Porque, ante su negativa a investigar y esclarecer el cúmulo de irregularidades del pasado proceso comicial, abren la puerta a la perpetuación de prácticas electorales repudiables, a un gravísimo descrédito de los procesos democráticos y a un nuevo gobierno carente de legitimidad.


8.23.2012

México Elecciones: Obrador emplaza a Calderón a revelar datos del lavado priísta de dinero (Especial-Cables Varios)

Cobijado por cientos de simpatizantes que le esperaban en el Zócalo de la ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial del Movimiento Progresista, emplazó a Felipe Calderón a revelar ante la sociedad la información que posee sobre el probable lavado de dinero en el entorno de la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En vilo, rodeado de mujeres y hombres que le gritaban con fuerza ¡no estás solo, no estás solo!, López Obrador alcanzó el templete de una gran carpa instalada por los organizadores del Festival por la Democracia, la Dignidad y la Libertad de México.
Ahí se encontraban Elena Poniatowska, Enrique González Rojo, Virgilio Caballero, José Agustín Ortiz Pinchetti y Fabrizio Mejía, entre otros, quienes escucharon decir a Paco Ignacio Taibo II: Somos cualquier cosa menos un pueblo derrotado; hoy somos más, no mucho menos.
Régimen de complicidades
Los asistentes respondieron con júbilo y esa explosión se incrementó cuando López Obrador dio lectura a un texto breve: “Quienes forman parte del régimen de complicidades y componendas han estado opinando que no existen motivos ni fundamentos legales para invalidar la elección presidencial. Esto es absolutamente falso.
Reitero que con la participación de los ciudadanos hemos acopiado y puesto a disposición de los consejeros y magistrados del IFE y del Trife, pruebas que en cualquier país democrático serían más que suficientes para declarar que se violó la Constitución y aplicar el procedimiento previsto para este caso. Es decir, declarar inválida la elección y elegir en el Congreso a un presidente interino que convoque a nuevas elecciones.
Sin mas preámbulo demando a Calderón para que asuma su responsabilidad. “Sin embargo, por tratarse, como ya hemos dicho, de un asunto de gran trascendencia para el país, mucho ayudaría que Felipe Calderón diera a conocer las pruebas que posee, en particular sobre el manejo del dinero que utilizó el PRI a través de instituciones bancarias.
“Es un hecho que él tiene toda la información. De él depende la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. De modo que aprovecho mi presencia en este acto en el Zócalo de la ciudad, corazón de la República, para emplazar a Calderón a que se defina públicamente sobre este importante asunto de cara al pueblo de México.
Felipe Calderón sabe, por su profesión de abogado, que cualquier persona enterada de la comisión de un delito tiene la obligación de denunciarlo so pena de convertirse en encubridor. Y, obviamente, cuando es una autoridad la que incurre y favorece actos de encubrimiento contrarios al interés nacional y a la democracia, el delito es de la mayor gravedad, equiparable, en este caso, al de traición a la patria.
La Entrevista a Obrador
Al concluir su alocución, López Obrador fue rodeado por un torbellino de reporteros que le solicitaron más respuestas.
Y con habilidad cumplió con el requerimiento. “Tengo información que él (Calderón) sabe cómo se manejó todo el dinero del PRI en el sistema bancario. La información de Hacienda y de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Él debería no sólo darla a conocer, sino ordenar a la Procuraduría General de la República que se persigan estos delitos. Lo quise hacer ahora para que no se diga el día de mañana que no se le exhortó; aún no cierra el periodo de presentación de pruebas. Hasta el día 6 de septiembre voy a esperar la respuesta de Calderón a esta petición.
Con insistencia le preguntaron cómo reaccionaría si el tribunal electoral confirma en su sentencia el triunfo de Enrique Peña Nieto: Lo que viene, si es que se consuma, es más sufrimiento para el pueblo de México, más violencia, más inseguridad.
–¿Tanto como un estallido social? –se le inquirió.
–Estamos viviendo una situación de emergencia nacional, hay miles de muertos por este régimen de corrupción, y continuarlo contribuye a que se agrave la situación. Nada bueno se puede esperar si se mantiene el régimen de corrupción.
Ya es mucha la inconformidad en la gente. Del tamaño que no se acepta la imposición de Peña, dijo.
–¿Usted respalda la advertencia de estallidos sociales?
–Yo no voy a darles a ustedes, sobre todo a los que están al servicio del régimen, que lo que buscamos es que haya un estallido social. ¡No! Lo que buscamos es un cambio, como siempre por la vía pacífica.
“Y reitero que el emplazamiento a Calderón tiene una razón de fondo. Lo que le estoy pidiendo es que entregue la información que posee de miles de millones se pesos a través de empresas en el sistema bancario, dinero de procedencia ilícita. Que Calderón informe del lavado se dinero que llevaron a cabo Peña Nieto y el PRI en la elección del mes pasado.
Vamos a esperar la respuesta de Felipe Calderón. No obstante, pase lo que pase, suceda lo que suceda, nosotros no dejaremos de insistir en hacer valer la Constitución y las leyes. Un Estado que no procura la justicia y la democracia no es más que un simple instrumento al servicio de grupos, facciones o malhechores. México y su pueblo merecen un mejor destino.